Por: Jeisson Guzmán, Maestro en Música -Docente Universidad Piloto de Colombia

Se han venido presentando una serie de propuestas musicales que contienen nuevas sonoridades dadas a muchos géneros populares tradicionales colombianos y conformando nuevos grupos instrumentales que han estado explorando nuevos campos y aires dentro de la música tradicional, haciendo innovaciones que para muchos es un irrespeto a la tradición musical.

Los músicos tradicionales afirman que estas nuevas agrupaciones destruyen la tradición que se ha mantenido con las “Fusiones” que realizan de los géneros tradicionales colombianos como lo son el pasillo, los bambucos, guabinas y algunos otros géneros musicales. La cultura popular tradicional no es actual, es una “supervivencia” del pasado, una especie de fósil viviente que hay que proteger y exhibir en esos “zoológicos culturales” que son los festivales folclóricos, los museos y los centros de documentación (Miñana, 2000).

Las agrupaciones musicales van abriendo cada día espacios más prolongados a estas nuevas propuestas musicales que se abren paso en este mundo cambiante lleno de nuevas tecnologías y de culturas evolucionantes que día a día nos muestra un mundo lleno de riquezas que son tomadas por las nuevas generaciones, haciendo que la música evolucione cada día más. Lo que para algunos es una transformación sonora, para otros es una destrucción de la cultura tradicional con la que se vienen interpretando ritmos representativos de nuestra cultura como lo son el bambuco o el pasillo. Estos ritmos tienen una identidad propia dentro de nuestra sociedad cultural, dentro de nuestra tradición, de allí provienen las discusiones que se han desarrollado entre los puristas, músicos tradicionalistas y músicos modernos
o músicos de la “nueva ola”.

Para situarnos en un contexto más conocido, un género el cual se escucha en todas partes y es uno de los géneros con que más identifican al país y de los que más nos representa es el vallenato. Este género musical proveniente de la Costa Atlántica ha logrado abrirse paso en distintas sociedades y estratos, ya no es un género conocido y escuchado solo por los “costeños”, es un género musical que se ha expandido y ahora se hace presente en todas las regiones de Colombia; fruto de esa difusión regional en nuestro país el vallenato ha venido logrando su evolución, desde las primeras interpretaciones que se hacían con guitarra, pasando al trio inconfundible del acordeón, caja y guacharaca hasta la incursión de instrumentos como el bajo eléctrico, la guitarra eléctrica, el piano y la inclusión de nuevos ritmos como el pop o la balada, los cuales le han dado un nuevo aire moderno y renovado. Aunque, para muchos esto es dañar el folklore, para otros es música, que aparte de generar gusto, genera gran emotividad en quien lo escucha, genera sentimientos que afectan el ánimo del oyente o en otros casos.

Existen muchas personas que se identifican con el estilo vallenato, encuentran elementos culturales con los cuales se identifican y hacen que se defina su identidad, generando un alto grado de influencia en la gente , pero tal vez la característica más importante es la capacidad de conmover a la persona, de afectar sus sentidos, sus emociones y de dar forma y expresión a ese mundo afectivo en el cual se sumergen muchas pasiones.

Este nuevo tipo de música, estas nuevas sonoridades que cada día evolucionan más gracias a la experimentación de músicos hacen que nuestros ritmos tradicionales sean más abiertos a un público que se limita a escuchar los géneros de otras culturas sin conocer primero los de la suya propia, este es un mecanismo que permite que los joven actuales y futuras generaciones conozcan algo de su país de su cultura de su región. Me parece que es una herramienta súper importante que permite acercar más a las nuevas generaciones al folklore nacional que está allí presente, pero que por razones como la modernidad y la tecnología muchas personas y jóvenes en especial desconocen.

Es importante que la gente conozca su cultura, también que los músicos se nutran de esa cultura y retomen elementos de los géneros tradicionales de nuestro país, haciendo que enriquezcan más su educación musical y su conocimiento sobre la música de Colombia. La música al igual que el mundo es cambiante, está a nuestro alrededor, debe evolucionar, tal vez no sea la misma música que se hacía en sus inicios, pero eso no quiere decir que se esté ultrajando la tradición. Creo que estas nuevas sonoridades oxigenan nuestra música, le da un nuevo aire y hace que sea un poco más útil y de más dominio en nuestro medio haciendo que la gente se identifique con su música, su tradición y su cultura, que los intérpretes tengan otra visión y otro espectro de lo que es nuestro folklore, nuestra música.

En conclusión, toda música se nutre de nuevos géneros y la nuestra no es la excepción. Debemos abrirle paso a este fenómeno que trata de revestir nuestros ritmos con nuevas armonías y nuevos elementos musicales, logrando así rescatar nuestra música y ponerla en conocimiento de nuevas generaciones. Esta práctica y esta exploración de nuevas sonoridades más que dañar una tradición, hace que no se pierda nuestra cultura colombiana.

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  • Miñana, Carlos. 2000. “Entre el folklore y la etnomusicología” A Contratiempo. Revista de música en la cultura, Bogotá, No 11 pág. 36-49.
  • Rodríguez, O. 2000. “Discursos disciplinarios alrededor de las músicas populares” III Congreso Latinoamericano de la Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular, llevado a cabo en Bogotá.
  • Ocampo, J. 1976. “Música y folklore de Colombia” Bogotá: Plaza & Janés.
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