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¿Qué es un ataque de ansiedad?

La ansiedad es una reacción humana natural que afecta a la mente y al cuerpo. Tiene una importante función básica de supervivencia al ser un sistema de alarma que se activa cuando una persona percibe un peligro o una amenaza. Como la ansiedad hace que una persona se ponga en alerta, se concentre y prepare para enfrentar posibles problemas, tenemos la posibilidad de actuar de la mejor manera en situaciones que requieran de nuestra actuación; sin embargo, en ocasiones la ansiedad puede ser demasiado fuerte e impide que demos lo mejor de nosotros, llevándonos a sentirnos abrumados, cohibidos e incapaces de hacer lo necesario.

Los sentimientos de ansiedad pueden ser leves o intensos (o intermedios entre ambos extremos), dependiendo de la persona y de la situación. La ansiedad leve puede sentirse como inquietud o nerviosismo, mientras que la más intensa puede sentirse como miedo, terror o pánico. La preocupación y sentimientos de tensión y estrés son formas de ansiedad. También lo son el miedo escénico o la timidez ante la posibilidad de conocer a gente nueva.

Síntomas de un ataque de ansiedad
  • Activación fisiológica: palpitaciones, pulso acelerado, hiperventilación, temblores, hormigueo, náuseas, sequedad en la boca, sudación excesiva, lipotimia.
  • Activación cognitiva: anticipación de resultados no deseados, preocupación, temor, pérdida de control, nerviosismo, angustia.
  • Activación conductual: movimientos repetitivos, hiperactividad, evitación, comprobaciones, abandono de actividades, bloqueo, hipervigilancia, cambios en el patrón del sueño.
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¿Cómo hacer para que la ansiedad no vaya creciendo?

Si identificamos que estamos presentando los síntomas anteriormente mencionados, es importante realizar cambios en nuestros hábitos, por ejemplo:

  • Hacer ejercicio físico (ir a pasear, trotar, aeróbicos).
  • Encuentre tiempo para usted (tomarse un baño agradable, visitar a una persona amiga o tomar algo con alguien conocido).
  • Obsérvese y aprenda qué le suele ocurrir cuando empieza a sentir ansiedad. Eso le servirá para controlarla.
  • Intente hacer algo para cambiar la situación si descubre que algún acontecimiento está haciendo crecer su ansiedad.
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Técnicas para controlar la ansiedad

La ansiedad adaptativa o no patológica es una sensación o un estado emocional normal ante algunas situaciones y es una respuesta habitual a diferentes contextos estresantes. Por lo tanto, cierto grado de ansiedad es incluso bastante bueno para el manejo de las exigencias o demandas del medio ambiente. En los casos que sobrepasa cierta intensidad es cuando la ansiedad genera un desequilibrio de los sistemas de respuesta y se convierte en patológica, provocando un malestar significativo, con síntomas físicos, psicológicos y conductuales, la mayoría de las veces muy inespecíficos.

Teniendo en cuenta lo anterior, las técnicas que podríamos llevar a cabo para regularnos serían las siguientes:
  • Técnicas de respiración: como por ejemplo la respiración diafragmática, respiración 4,7, 9, entre otras.
  • Mindfulness: consiste en ser consciente de lo que estas sintiendo en el momento presente, tanto internamente como externamente. Asimismo, se deberán evitar todo tipo de juicios, preocupaciones, culpabilidades o pensamientos sobre el pasado; se puede aplicar en cualquier actividad de la vida diaria: trabajar, comer, hacer ejercicio, caminar; de hecho, lo ideal es que sea una forma de vivir la vida.
  • Relajación progresiva de Jacobson: en primer lugar, adopte la postura más cómoda que le sea posible. En cada ejercicio, tense el músculo durante unos 10 segundos, después, suelte la tensión durante unos 15 segundos, permitiendo que los músculos se relajen. Aprecie la diferencia entre tener el músculo tenso y tenerlo relajado (sensación mucho más agradable). Una vez destensado un grupo muscular, no vuelva a tensarlo. Empieza por inhalar y exhalar profundamente.
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