Recuerda lavar con agua y jabón las manos varias veces al día.

Mójate las manos con agua.

Deposita en la palma de la mano una cantidad suficiente de jabón para cubrir todas las superficies de la mano.

Frótate las palmas de las manos entre sí.

Frótate la palma de la mano derecha contra el dorso de la mano izquierda, entrelazando los dedos y viceversa.

Frótate las palmas de las manos entre sí, con los dedos entrelazados.

Frótate el dorso de los dedos de una mano, con la palma de la mano opuesta, agarrándose los dedos.

Frótate con un movimiento de rotación el pulgar izquierdo, atrapándolo con la palma de la mano derecha y viceversa.

Frótate la punta de los dedos de la mano derecha contra la palma de la mano izquierda, haciendo un movimiento de rotación y viceversa.

Enjuágate las manos con agua.

Secate las manos con una toalla desechable.

Cierra el grifo con la misma toalla.

Ahora tus manos están seguras.